El pasado miércoles, 1 de julio, reabría sus puertas el Museo Catedral de Santiago, que permanecía cerrado al público desde mediados de marzo por la crisis sanitaria del Covid19. No obstante, esta situación no interrumpió por completo la actividad de la institución y, durante estos meses, se ha seguido trabajando, a nivel interno, en los ámbitos de la investigación, la conservación y la difusión de las colecciones artísticas catedralicias.
Entre los diversos proyectos que, en aquel momento se encontraban en marcha y que se han continuado en estos meses, se encontraba la remodelación del Espacio Sacro Tesoro-Capilla de Reliquias, lugar donde se concentra, principalmente, la colección de platería de la catedral, a la que pertenecen algunas de las más destacadas piezas artísticas de sus fondos, las cuales proceden de ofrendas, legados, donaciones y adquisiciones de la propia Iglesia compostelana, con obras que van desde la Edad Media hasta nuestros días.
El proyecto ha contado con el patrocinio de ABANCA, en virtud de un acuerdo institucional para el trienio 2018-2020 firmado entre dicha entidad bancaria y la Fundación Catedral –el mismo que el pasado año permitió la restauración, el estudio y la exposición permanente del Tríptico de Pentecostés de Juan Luis-, sumando, para esta ocasión, la colaboración del programa de Amigos de la catedral, a través del que participan empresas y particulares que, de este modo, aportan su granito de arena a la conservación del patrimonio artístico catedralicio y a su puesta al servicio de la sociedad.
El Espacio Sacro Tesoro – Capilla de Reliquias se convierte, de este modo, en una de las principales novedades que el Museo ofrece al público tras su reapertura. En el ámbito de la conservación, se ha sustituido el pavimento de la capilla del Tesoro, muy deteriorado por causa de la humedad; se ha realizado una nueva iluminación museográfica e instalación eléctrica y se han actualizado los sistemas de seguridad de este espacio. Así mismo, se ha llevado a cabo una revisión de su estado de conservación y una limpieza superficial de todas las piezas expuestas.
En lo que se refiere a la museología, se ha dotado de un nuevo discurso y una nueva selección de piezas, incidiendo, por un lado, en la razón de ser de estos objetos, en muchos casos destinados a la liturgia y el ceremonial propios de la catedral compostelana y, por otro, en el modo de ingreso de estas obras en las colecciones catedralicias, muchas veces relacionados con la devoción a Santiago, las peregrinaciones y los grandes personajes que, a lo largo de los siglos, han jugado un papel importante en la historia y el arte de la catedral. El mundo jacobeo, que actualmente se prepara para un próximo Año Santo, también tiene una importante presencia entre los contenidos que se desarrollan en este espacio.
Todo ello se presenta con una nueva y moderna museografía que busca un diálogo respetuoso y fructífero con la arquitectura renacentista de estos espacios, así como la mejor contemplación de las piezas dentro de las limitaciones que plantea la conservación y seguridad de las mismas.
Con este proyecto, que ahora se presenta en sociedad, el Museo prosigue con un programa de remodelación museológica y museográfica que se lleva desarrollando, en etapas sucesivas, en la última década y que, entre otras actuaciones, ha permitido la organización de las nuevas salas de arqueología y escultura; la creación de la sala de artes textiles; el nuevo Espacio Maestro Mateo en el Palacio de Gelmírez o la nueva iluminación museográfica de las salas de tapices; intervenciones que han sido posibles, muchas veces, con la participación de instituciones privadas que, como ABANCA, se han implicado en la conservación y puesta en valor del patrimonio cultural de la catedral de Santiago.