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Ambas esculturas, realizadas en granito policromado, presentaban diferentes deficiencias, derivadas de la suciedad adherida y los depósitos de polvo, así como desprendimientos de policromía y presencia de craquelados y morteros ajenos a la obra.
Tras los análisis previos, se constató la existencia de varias capas superpuestas de policromía, hasta diez, en el caso del Alfeo, y cinco en el de Salomé. La última capa, de escasa calidad, estaban dañando las policromías históricas, por lo que se decidió retirarla y conservar las subyacentes.
Los trabajos consistieron en una minuciosa limpieza y eliminación de elementos extraños, especialmente morteros, y en la fijación y protección de las policromías. Al finalizar, se elaboró el correspondiente plan de conservación preventiva, que marcarán las diferentes tareas de mantenimiento que habrá que realizar a lo largo del tiempo.
La figura de Santiago Alfeo, que algunos estudiosos identifican con el propio Santiago el Mayor, está datada en 1497, y fue colocada sobre la llamada Arca de la Obra de Santiago Apóstol, que recogía las limosnas de los peregrinos destinadas a trabajos de construcción en la catedral.
Por su parte, la estatua de Santa María Salomé, madre del Apóstol Santiago, fue realizada en 1527, y también está situada sobre un limosnero. Viste túnica ceñida por un cíngulo y cubierta por un manto; cubre su cabeza con una toca y un velo, como la matrona hebraica que es. Despliega una cartela en la que se rotula su nombre, y exhibe un libro abierto.
Equipo de trabajo
Noelia Márquez Grille, Fundación Catedral
Petra S. Coop.