Catedral
Historia
El lugar de enterramiento del Apóstol Santiago, en el Monte Libredón, quedó en el olvido hasta que, en torno a los años 820-830, fue descubierto, en tiempos del obispo Teodomiro de Iria Flavia. Cuando el rey Alfonso II tuvo noticia del descubrimiento mandó que se construyera en el lugar un templo para acoger el sepulcro. Pronto se quedó pequeño para acoger a los peregrinos que comenzaban a llegar, de forma que, por mandato de Alfonso III se inició la construcción de una nueva iglesia, consagrada en el año 899.
El auge que alcanzaron las peregrinaciones a Compostela a lo largo de los siglos X y XI, unido al fuerte apoyo recibido por parte de la Iglesia y la Monarquía, llevaron a la construcción de una catedral, cuyas obras se iniciaron, hacia el año 1075. Una inscripción en la capilla del Salvador y sendos capiteles ubicados en su entrada dan fe de que la construcción de la catedral se inició por este lugar en tiempos del rey Alfonso VI y del obispo Diego Peláez. Esta primera etapa constructiva se prolongó hasta el año 1088, cuando comienzan a ralentizarse, y, hacia 1094, de la mano de un nuevo maestro, Esteban, recuperan el ritmo constructivo desde una nueva perspectiva artística.
Los maestros canteros que empezaron a edificar la catedral de Santiago se llamaban don Bernardo el Viejo, maestro admirable, y Roberto, con otros cincuenta canteros poco más o menos que allí trabajaban asiduamente (Códice Calixtino).
En 1101 Diego Gelmírez fue consagrado obispo de Compostela. Este importante personaje, que contaba con una sólida formación e importantes relaciones personales, consiguió el privilegio de acuñación de moneda, lo que le iba a permitir contar con los recursos económicos para afrontar su proyecto, que, a continuación, se centró en el transepto, sus fachadas historiadas y un nuevo altar de Santiago, actuaciones para las que contó con una serie de maestros de procedencia foránea que no solo trajeron aquí nuevos modelos e influencias, sino que los desarrollaron y adaptaron de tal manera que Compostela se convirtió en vanguardista centro artístico de referencia en su época. En 1105, se consagró el nuevo altar sobre el sepulcro apostólico, para el cual se modificó el antiguo mausoleo y en 1112, acabó por suprimir por completo la antigua basílica de Alfonso III, que hasta entonces había coexistido con las obras de construcción. Bajo el Papa Calixto II, Gelmírez alcanzó el rango de Arzobispo y, Compostela, el de sede metropolitana en el año 1120, consolidando la importancia de la catedral y propiciando un período de esplendor en las peregrinaciones a Santiago.
En esta iglesia, en fin, no se encuentra ninguna grieta ni defecto; está admirablemente construida, es grande, espaciosa, clara, de conveniente tamaño, proporcionada en anchura, longitud y altura, de admirable e inefable fábrica, y está edificada doblemente, como un palacio real. Quien por arriba va a través de las naves de triforio, aunque suba triste se anima y alegra al ver la espléndida belleza de este templo (Códice Calixtino).
A partir de la muerte de Gelmírez, será Fernando II quien dará el impulso necesario a la conclusión de la de la catedral románica, convertida además en templo de referencia del reino y lugar de enterramiento de reyes. Todo ello sería posible gracias a la figura del Maestro Mateo. No se tienen datos ciertos acerca de su origen y procedencia, pero aparece citado en el documento de 1168 por el cual Fernando II le concede una pensión vitalicia por la dirección de las obras de la Iglesia de Santiago. Desde entonces y hasta 1211, Mateo lideró un completo proyecto que iba a marcar la transición del estilo románico al gótico, incorporando una nueva sensibilidad artística e interesantes innovaciones fruto de su conocimiento del arte más vanguardista de su época. Acometió la conclusión de los últimos tramos de la nave principal de la catedral y llevó a cabo el cerramiento occidental del templo, con una innovadora solución que permitió salvar el desnivel del terreno con una novedosa cripta que sustenta un nártex abierto al exterior por una fachada que desembocaba en una terraza y, coronando el conjunto, una tribuna. Este singular espacio sacro, de tres niveles en altura, contenía un programa iconográfico unitario, de contenido apocalíptico y salvífico, que tiene su punto culminante en la triple arcada interior del nártex, hoy conocida como Pórtico de la Gloria, una de las obras cumbres del arte universal.
El Maestro Mateo también concibió un monumental coro de piedra policromada que ocupaba los primeros tramos de la nave central y que servía para ordenar la vida y liturgia capitular del renovado cabildo compostelano; y se encargó de crear un elemento de referencia para el peregrino en el interior de la catedral, con la colocación de una imagen sedente del Apóstol que, aunque muy reformada, ha llegado a nuestros días como el Santiago del Abrazo.
El 21 de abril de 1211 tuvo lugar la solemne consagración del templo, con la presencia del rey Alfonso IX, de la que queda testimonio por las cruces de granito policromado y dorado que recorren las naves de la catedral, recordando la figura del arzobispo Pedro Muñiz.
Los talleres de influencia mateana siguieron trabajando en nuevos proyectos, como la remodelación del Palacio de Gelmírez impulsada por el arzobispo Juan Arias o una inconclusa nueva cabecera gótica, que quedó sepultada bajo la escalera de la actual plaza de la Quintana.
Los problemas estructurales del claustro, ocasionados por las características del terreno en el flanco suroeste de la catedral, provocaron la construcción de uno nuevo, dando entrada, de este modo, en la catedral, al estilo renacentista, promovido en la ciudad por los arzobispos de la familia Fonseca
La Edad Moderna viene marcada por el barroco, estilo que iba a aportar al conjunto unas nuevas vestiduras. El siglo XVII se inició con el derribo del coro pétreo y la construcción de una monumental escalinata en la fachada occidental. De la mano del canónigo José Vega y Verdugo, se comenzó a acometer la gran modernización de la catedral. Al exterior, la nueva fachada de la Quintana y la remodelación de la Torre del Reloj. En el interior, la nueva decoración de la capilla mayor, diseñada como una verdadera apoteosis jacobea. De nuevo, será decisiva, como siempre ha sucedido en las grandes transformaciones de la catedral, la unión de la jerarquía eclesiástica y de la monarquía hispana; y el gran artista de la época, el compostelano Domingo de Andrade.
Esta gran remodelación barroca se completaría, en el siglo XVIII, con importantes intervenciones, entre ellas, la nueva fachada occidental, la del Obradoiro, obra de Fernando de Casas y la de la Azabachería, que a mediados de esta centuria iba a sustituir a la antigua fachada del Paraíso. En interior, se renovarán los llamados Palacios Capitulares y se construirá la capilla de la Comunión.
Tras el esplendor del barroco, el siglo XIX supuso un período de crisis, debido a causas diversas, políticas, sociales y económicas que afectaron, también, a toda la ciudad.
El resurgir del fenómeno jacobeo se inició en la noche del 29 de enero de 1879, cuando un grupo de canónigos encabezado por López Ferreiro, con el apoyo del cardenal Payá, halló, en el trasaltar, la tumba apostólica, oculta en aquel lugar desde los tiempos del arzobispo Sanclemente, en el siglo XVI. Tras este redescubrimiento de las reliquias del Apóstol Santiago el Mayor, certificados en 1884 por el Papa León X con la Bula Deus Omnipotens, el fenómeno jacobeo vivió un primer resurgir. Un renacimiento de las peregrinaciones que, en las últimas décadas del siglo XX, vinculado a la celebración de los años santos, vive una nueva etapa, tras las visitas papales de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, y con decidido apoyo de las administraciones públicas.
Entre los años 2010 y 2020 en la catedral de Santiago se desarrolla una amplio programa de rehabilitación y restauración, todo ello, sin perder la esencia de un lugar que, a lo largo de sus mil doscientos años de historia, ha sido punto de referencia y acogida para millones de fieles y peregrinos.
Arte
El Apóstol Santiago
El Apóstol Santiago el Mayor es uno de los doce discípulos de Jesucristo. Hermano de Juan, el Evangelista, es hijo de Zebedeo y María Salomé. Juntamente con Pedro y Juan, pertenece al grupo de los tres discípulos privilegiados que fueron admitidos por Jesús a los momentos importantes de su vida, como su agonía en el huerto de Getsemaní y en el acontecimiento de la Transfiguración. Según los Hechos de los Apóstoles, Santiago fue el primer Apóstol martirizado, degollado por orden de Herodes Agripa hacia el año 43 en Jerusalén. La tradición relata como su cuerpo es trasladado por mar hasta tierras gallegas, siendo enterrado en un bosque, donde hoy se levanta la Catedral.
A continuación, se puede ampliar información sobre la historia y el culto al Apóstol Santiago con este extracto de «Iacobus», catálogo de la exposición del mismo nombre, que acogió la Catedral de Santiago en 2013. Texto de Segundo L. Pérez, Deán de la Catedral de Santiago.
Iconografía
Santiago, el Apóstol
Es la representación más antigua, con túnica, pies descalzos y en las manos el libro del Nuevo Testamento. Así lo contemplamos en el camarín del altar mayor (aunque modificado en el siglo XVII con añadidos más propios de la indumentaria de un peregrino) y en el parteluz del Pórtico de la Gloria.
Santiago, el peregrino
Quizás sea la representación más difundida, puede ir calzado o descalzo, con túnica, manto, esclavina y bordón, a imitación de los peregrinos medievales. Suele portar sombrero, calabaza y concha de vieira. Es la imagen que corona el camarín del altar mayor y que es adorada por las figuras de dos reyes y la que preside la fachada del Obradoiro.
Santiago, el caballero
Como guerrero aparece montado a caballo, en posición de ataque y blandiendo espada. Es una iconografía que se extiende en el contexto de la Reconquista, a imitación de la representación del relieve del tímpano de Clavijo en la catedral compostelana, y que alcanza gran popularidad en el siglo XVI. Un Santiago Caballero corona el baldaquino del altar mayor y preside su capilla propia en la nave norte.
El Apóstol Santiago. Vida. muerte y sepultura.
Novena a Santiago el Mayor.
Por José Fernández lago, Canónigo Lectoral de la Catedral de Santiago de Compostela.
Disponible en varios idiomas en las Tiendas – Librería de la Catedral de Santiago.